También llamado "madreperla", el nácar tiene un brillo especial que siempre me recuerda al verano, a la playa, al sol en las terrazas tomando un helado.
He pensado que, con distintos colgantes, con monedas, con brillos... su belleza sería mayor.
Así, en estos pendientes el rojo y el oro viejo reviven con el brillante gris que los adorna.
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